Facebook desde el mas allá
Son
las doce en punto, la noche está muy fría y silenciosa. Sin embargo el sueño no
hace presencia y soy un trasnochado mas.
Voy
directo a la nevera tomo un vaso con agua, luego enciendo la computadora. Abro
mi facebook, tengo algunas solicitudes de amistad pendiente. Acepto de
inmediato todas las solicitudes, aun sin conocer a algunas de las personas que
allí aparecían. Eso que importa en el mundo virtual.
Casualmente
una chica que acabo de agregar como amiga, está conectada al chat. Ella me
saluda y comenzamos a chatear, por hora y pico estuvimos entablando amistad.
Quedamos
de acuerdo en conectarnos otra vez a la misma hora en la media noche, me cayó
bien la tipa. Revise su biografía, vi sus fotos y se ve buenísima, parece que
la pegue con esta jeva.
Seis
días seguidos religiosamente a las doce de la noche estuvimos chateando vía
facebook. Hasta que por fin acepto salir conmigo, íbamos a conocernos en
persona. Yo estaba muy emocionado, pues ya me gustaba la condenada.
Me
dio una dirección para pasar por ella, también pidió que le llevara flores y
que me pusiera una camisa negra ese día, pues sería más fácil para reconocerme.
Doce
en punto. Estoy parado justo al frente de una gran casa, algo descuidada y se
podría decir que hasta misteriosa. Varias personas que por allí pasaban, al
verme, flores en mano se extrañaron y me veían como quien mira a un bicho raro,
por la cara de susto que ponían.
Toco
una y otra vez el timbre, comienzo a sudar y la impaciencia me agobia. Hasta
que aparece parsimoniosamente un anciano, quien con voz pausada me pregunta que
deseo y dice que a vendedores no recibe. Le explique la razón de estar allí, el
no podía creer todo lo que le dije, además dice que ella ya no vive en esa
casa.
Me
dijo que estaba encargado de la casa mientras alguien de la familia decida
regresar. Ante mi insistencia
decide llevarme a donde vive la chica
actualmente. Ahí me debe estar esperando la buenota. Subimos a un taxi, el
anciano le da la dirección discretamente para que yo no oiga a donde vamos.
Cuando llegamos al sitio pensé que me estaban jugando una broma y como si nada
sigo la corriente al anciano.
Bajamos
del taxi para continuar un buen trecho a pie, hasta que llegamos a ese triste
jardín. Veo una foto de ella, su nombre y apellido tal como en el facebook solo
que esta vez la pantalla era lúgubre y triste. Me da un fuerte escalofrío y una
extraña sensación recorre mi existencia, tanto así que los huesos se me
entumecen.
No
puede ser, pero si he estado chateando todos estos días con ella, Dios mío como
pudo pasar eso, no lo puedo creer ¿por qué a mí?
La
desesperación hizo presa de mí, junto al miedo y la intriga. El anciano trata
de calmarme hasta que pasado un rato, me estabilizo. Entonces ya relajado
decido igual regalarle las flores que me había solicitado un día antes.
Así
que tome el florero que adornaba la lapida y retire las flores secas que tenia,
luego procedí a colocar las flores
frescas. Me retire de allí asustado y triste.
No
volví a conectarme al facebook a las doce de la noche, y con extraños ya no
chateo. Días después de todo aquello, un mensaje de ella decía: gracias por
visitarme y llevarme flores, estaba cumpliendo año de graduada, gracias por
todo y perdóname por no decirte que te escribía desde el mas allá.