Incomprendido
No es que no me guste
trabajar
¿Qué yo soy flojo?
no señor,
lo que pasa es
que en mi dialéctica social
individual
quedo atrapado en la contradicción
del empleado y el
empleador.
Pues soy explotado
o soy explotador.
Mientras decido si amar
u odiar
la plusvalía,
dejándome azotar o
dando azotes
vivo mi libertad - permitida por el presupuesto
de mis progenitores,
junto al salario
de mis concubinas-
En ese andar idealista
parasitario
disfruto la libertad del
intelecto
soy lector, pensador,
escribo sueños
soy vanguardia, soy incomprendido
soy una nueva especie
-la misma que al nacer ya
estaba en peligro de extinción-
de esas que cuando doy
la espalda
me llaman loco.
Y me vacilo mi ropa
gastada
combinada con mi tez de
ermitaño,
feliz de estar en guerra
de ideas
con la Gillette.
En mi revolución
no tomo coca cola, ni
pepsi,
ni como
hamburguesas de McDonald
por respeto a mis
ideales,
mas, con la limpieza que
abraza
a mis bolsillos
no es posible probar
los placeres del capitalismo.
Bolívar abandono mi
causa,
descubrí que mi cuenta
corriente y mi cartera
son escuálidas,
me traicionaron.
Los Diputados, Ministros
y otros bichos
esos si es verdad que
adoran a Bolívar
y el se muestra alegre
en sus carteras,
sigue sus causas,
que vivan los placeres
del socialismo.
Yo sigo con mi lucha
interna
en el existencialismo
virtual
que me ha drogado,
“Ser o no Ser”
y llego a concluir:
que la libertad del
pensamiento,
del mío al menos
y la libertad de estar
abandonado,
es la prisión perpetua
de mi especie
en la normalidad social
de la existencia.
"he ahí el dilema"